La noticia, sin embargo, no menciona si la secretaria aprovechó la oportunidad para explicar a los congresistas que cuando se dice que es necesario llevar a cabo una “vigilancia intensa sobre la seguridad y eficacia de la vacuna después de su administración”, de lo que se está hablando en realidad es de un cuestionable experimento con seres humanos.
GRUPOS DE ALTO RIESGO
Pero mientras Kathleen Sebelius confiesa que no es posible certificar la seguridad y eficacia de la vacuna contra el virus A-H1N1, aquí en Puerto Rico la sub-secretaria de Salud, Concepción Quiñones de Longo, contradice sus señalamientos afirmando que no deben existir controversias por el contenido de la nueva vacuna, “ya que la misma es segura”.
Sin embargo, en lo que sí están de acuerdo Sebelius y Quiñones es que el gobierno de los Estados Unidos quiere que la gente con alto riesgo de sufrir la gripe porcina sea la vacunada antes.
Pero… ¿quiénes son aquellos con “alto riesgo” de sufrir la fiebre porcina?
La respuesta la ofreció el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, (CDC por sus siglas en inglés) en un informe difundido por la prensa en Estados Unidos, (no en Puerto Rico), el pasado 28 de agosto.
Con su habitual tono degradante y de exclusión social, el CDC afirma que los hispanos y los afroamericanos tienen más probabilidades que los anglosajones de tener complicaciones cuando se enferman con el virus A-H1N1.
“Entre abril y julio los afroamericanos tuvieron la tasa más alta de hospitalización (9 por cada 100,000) seguido por hispanos (8 por cada 100,000), en comparación con los anglosajones (2 por cada 100,000)”, señala el documento.
Con esta estadística de dudosa credibilidad, el CDC justifica el uso de las minorías para llevar a cabo una vigilancia “intensa” sobre la seguridad y eficacia después de la inoculación de la nueva vacuna contra el A-H1N1.
2 MILLONES DE CONEJILLOS DE INDIAS
Con una población de poco más de 4 millones de nacionales puertorriqueños catalogados como minoría étnica, las autoridades de salud estadounidenses apuntan a que Puerto Rico es el lugar idóneo para evidenciar los efectos secundarios, que como señalara la Sra. Sebelius, “pueden hacerse más patentes cuando un gran número de personas recibe una vacuna pandémica”.
Y para rastrear esos efectos secundarios “después” de la administración de la vacuna, el gobierno de los Estados Unidos, a sabiendas y en complicidad con el gobierno de Puerto Rico, han concebido un plan de vacunación masiva contra el A-H1N1.
“El gobierno federal y la jefatura del departamento de Salud en Puerto Rico han estado trabajando en un plan estratégico para vacunar un porcentaje alto de la población”, reveló la Dra. Quiñones. “En un periodo corto se establecerán centros de vacunación en toda la Isla”, agregó.
Según la pediatra, los primeros vacunados serán los trabajadores de la salud (50,000) y cuidadores de niños menores de 6 meses (125,000), seguidos por las embarazadas (50,000), niños y jóvenes de seis meses a 24 años (1,225,000) y personas entre 25 y 64 años con condiciones crónicas como asma, diabetes y cáncer (500,000).
Si se toma en cuenta que cada mujer embarazada carga en su vientre por lo menos un (1) pequeño puertorriqueño, la vacunación en masa contra el A-H1N1 en Puerto Rico alcanzaría el irracional y desproporcionado número de 2 millones de personas.
2 millones de Conejillos de Indias que serán usados para probar la seguridad y conocer los defectos de una vacuna contra un virus que hasta ahora ha resultado mayormente benigno.